Así se titula esta obra del pintor alemán Caspar David Friedrich (1774-1840), con la que inauguramos esta tarea grupal. Se trata de un cuadro que representa perfectamente algunas de las características principales del movimiento romántico. En él podemos ver a un hombre apuesto y bien vestido, que desde un risco nos da la espalda, mientras contempla un paisaje de piedras y nubes. Es un lugar extraño e inhóspito, que incluso produce cierto vértigo. El pintor ha usado una gama cromática fría, destacando el contraste entre los colores oscuros de la piedra y la silueta humana y la luminosidad azulada del cielo y las nubes.
Se trata de un personaje anónimo, que está solo, en ese marco natural agreste, que contempla reflexivo. ¿Qué estará pensando? ¿Por qué busca la soledad? ¿Un fracaso amoroso? ¿O más bien será víctima de una crisis existencial y se pregunta por el sentido de la vida?
No lo sabemos con certeza, pero el paisaje, el idividualismo, la instrospección, son características que, junto con la inquietud y el misterio que el cuadro transmite, lo sitúan claramente dentro del movimiento romántico.
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